Power of Dreams Tibetan Buddhist dreaming

El objeto del Dzogchen es observarnos como somos de verdad.  según las enseñanzas del Buda este mundo es una ilusión y si te agarras, te apegas, a la idea de que es algo sólido, algo real, entonces esto crea una gran delusión que nos lleva a tener confusión y problemas.
 la complejidad de nuestra personalidad es la riqueza del movimiento,Ese ser de uno mismo tiene muchas personalidades que constantemente se mueven y cambian, sabemos esto de nosotros mismos. No somos fiables.  Es decir, que la vida se te da, se revela a través de ti. Nos revelamos a nosotros mismos a medida que interactuamos con los demás. Cuando miramos vemos que esto es la realidad de este fenómeno de existencia, pero al mismo tiempo tenemos esa historia, la narrativa de un “yo” fiable y fijo, “yo soy yo”. Pero si miramos ese “yo” está cambiando constantemente.Por lo tanto, somos nosotros mismos los que nos mantenemos en la cárcel. Esa historia que mantenemos fija sobre quienes somos nos impide que fluya todo ese otro potencial cuando nos relacionamos con las otras personas.Lo que yo creo que soy se revela en la claridad de la mente. Es decir, que yo soy una experiencia en esa claridad. Y lo que yo creo que es el “yo” es una manifestación de la energía. Y ese es el tercer aspecto, que dentro de este campo de claridad hay movimiento. El sujeto y el objeto se mueven constantemente juntos. Y veo como las hojas se mueven al viento y en ese momento una pequeña brisa de sentimiento de tristeza me ha pasado por delante, ha sido un segundo, el otoño, oh, y entonces viene otra cosa. Así que bailo con el mundo, miro a través de la sala, veo diferentes caras, interactúo de manera diferente con cada cara. Viéndoos a vosotros me convierto en “yo”, no existo antes de veros. Porque si no os veo, si no interactúo con vosotros, yo existo solamente en el sentido de mi recuerdo, un pensamiento. Es decir, que somos dinámicos, relacionales y siempre estamos cambiando. No somos individuos, no estamos aislados, no somos nómadas, no somos una cosa. Somos movimiento de energía juguetona.
Así es la vida, las puertas se abren y se cierran. Y el punto central por lo tanto es estar siempre aquí, ahora. Todo lo que son recuerdos o planes son como trampas que nos roban esa presencia de estar presentes en este momento.
  Por lo tanto, estómago vacío significa más comida. La mente vacía significa más vida, dejar que todo entre sin juzgar. Cuando dejamos que las cosas nos lleguen tal como son eso es claridad. Cuando evaluamos o pensamos entonces intentamos darle sentido a la vida, le damos sentido al mundo, y entonces organizamos las cosas de acuerdo a nuestros criterios. Pero esa es nuestra limitación, por lo tanto, elegimos más de lo que conocemos. Pero si dejamos que el mundo sea como es nos invitará a que soltemos esa sensación de quién soy “yo” y entonces no seremos como seremos. Seremos antes de saber como somos y ese es el centro, el corazón de esta práctica de meditación. El espacio de la experiencia está abierto y se revela así mismo. Y en términos básicos es lo que hacemos. Queremos disolver esa alienación del falso conocimiento en el espacio de la presencia para estar más frescos, más conectados; que no está nada mal tener esto en la vida. Cuando realmente miras no encuentras ningún “yo”. Eso no significa que hayas dejado de existir, porqué seguimos aquí, estamos vivos, somos vitales, pero no somos una cosa.El budismo siempre habla de la sabiduría y de la compasión. La sabiduría significa aprender a ver claramente y compasión significa responder a lo que ves, no a lo que te imaginas, no a lo que proyectas.